En ocasión de los diez años de vida de nuestra revista Andalupaz, órgano oficial de la Asociación Andaluza Víctimas del Terrorismo, reproducimos las reflexiones de nuestro presidente Joaquín Vidal Ortiz, publicadas en la habitual Carta del Presidente, del número 19 de Andalupaz.
Queridos amigas y amigos:
Andalupaz, el alma de la AAVT en forma de revista, cumple diez años. Y esa década de experiencia y trabajo no podía llegar en un momento mejor: estamos inmersos en la batalla del relato. Ahora que al fin callaron las balas, es el turno pleno de las palabras. No dar esa pelea es dejar el camino libre para que los terroristas tergiversen y blanqueen la historia. Es dejar la puerta abierta para que un día cualquiera del futuro el terrorismo se use nuevamente como arma arrojadiza contra nuestros hijos y nietos.
Bien lo sabemos. Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Sanar del todo, recuperar el control y la felicidad de nuestras vidas y honrar la memoria de los nuestros, implica hoy más que nunca dar la cara, nuestro testimonio, participar. Y si bien será siempre una decisión personal muy respetable de cada uno, os invito de corazón a hacerlo. Aportar, participar, dar testimonio. Nunca en soledad, porque en esta batalla tendréis siempre a vuestra familia mayor, la Asociación Andaluza Víctimas del Terrorismo. Además de nuestra querida revista, impulsamos actualmente una presencia online activa, en web y redes sociales.
Ya desde 2017 fuimos convocados por el Ministerio del Interior para colaborar en un amplio programa educativo de prevención y deslegitimación del terrorismo en Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional en las asignaturas de Ética y de Historia. Y recientemente recibimos una convocatoria de la Junta de Andalucía, para llevar durante el próximo curso escolar nuestra vivencia y verdad a los colegios e IES de la región. Es el momento de dar un paso al frente y retribuirle a la sociedad el apoyo que nos ha brindado. En el pasado, vivimos en nuestras carnes el aislamiento, el silencio, la soledad. Hace ya años que no es así. Depende de nosotros no regresar al ostracismo y al olvido, ahora que ETA -con teatro y aspaviento inauditos- pretende imponer su desfachatado y justificativo relato.
Nuestra posición es clara y firme y aparece en los comunicados que difundimos en mayo pasado y volvemos a publicar en este número de Andalupaz. Es absurdo que unos asesinos quieran hacerse pasar por una especie de ONG que viene a traernos la paz. Lo que tienen que hacer es rendir cuentas definitivas frente a la justicia y dejarse de tanta pantomima. Su maquinaria propagandística va a todo tren y tenemos el deber moral de NO callarnos.
En el plano interno, del día a día, en este primer semestre de 2018 se completó la solución de otros 135 expedientes de las indemnizaciones previstas en la Ley andaluza 10/2010, que se suman a los del año anterior, si bien quedan 90 aún por cumplir, pero la voluntad de la Junta de Andalucía de honrar su compromiso con las víctimas del terrorismo es tan palpable y continua, como perseverante e incansable nuestro trabajo cotidiano en la representación de los intereses del colectivo. El apoyo, por otra parte, no termina con las indemnizaciones, hay una serie de medidas en todos los ámbitos: educativo, laboral, psicológico y otros, que podemos y debemos encauzar para lograr el mayor bienestar posible para nuestras familias.
El terrorismo interno de ETA pretende reverdecer laureles con su relato victimista y retorcido, mientras el terrorismo internacional, de corte fundamentalmente yihadista, se cierne un día sí y otro también sobre nuestras vidas. Es preciso deslegitimar plenamente el terrorismo y la violencia. Tenemos que dar la batalla del relato, de la memoria y la palabra. Nos toca hoy seguir aquellos versos de Sabina, un cantautor nacido en Úbeda: «Y sal de ahí, a defender el pan y la alegría. Y sal de ahí, para que sepan que esta boca es mía».
El presidente, Joaquín Vidal Ortiz.